En 2009, Johanne Durocher, la madre de la mujer canadiense que quería huir del país, se puso en contacto con Al Huwaider y Al Oyouni. El objetivo de los mensajes de Durocher era que las activistas ayudasen a su hija, Natalie Morin, quien estaba casada con Saeed al Shahrani, un ex agente de policía saudí con el que vivía junto a sus tres hijos en la provincia de Dammam, en el este. Durocher les dijo a las activistas que Al Shahrani abusaba de Morin, la encerraba en casa y no le proporcionaba raciones de comida y agua «adecuadas»
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